Historia


La historia de la Termodinámica puede describirse como una de las más fascinantes aventuras en la historia de la humanidad, tal es así que su primera luz asoma con la invención genial del termoscopio y la sutil fragancia de una rosa, «La Rosa de Von Guericke», la inspiradora del gran experimento.
Sí, la Termodinámica nació allí, en el Renacimiento, en ese renacimiento descubridor de la luz y de la sombra, y que la condena por tanto a vivir así por mucho tiempo. 
Los hombres que le sirven de parteros, uno tras otro, estaban movidos por sus propias inquietudes, conocían bien su objetivo, pero no el camino para llegar a ella; se fueron legando sus propios descubrimientos y de éste a los cinco grandes del siglo XIX: Joule, a quien se le deben los experimentos que impulsaron la teoría mecánica del calor y el equivalente entre el calor y el trabajo; Rankine, quien definió el concepto de eficiencia termodinámica,  y publicó el primer libro Termodinámica, en 1859; Clausius, quien define el primer principio de la Termodinámica , identifica el segundo principio de la Termodinámica y define una de las funciones más importantes de esta ciencia, la entropía, a la que le asigna el símbolo S; Kelvin, que con su escala absoluta de temperatura, en 1848, acuña por primera vez y para siempre, en 1849, los términos Termodinámica y energía mecánica, y Maxwell, quien aportó sus Relaciones de Maxwell, ingeniosas relaciones matemáticas para el estudio avanzado de las propiedades termodinámicas.





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